miércoles, 25 de abril de 2007

Quebraderos legislativos (II)

Este gráfico podría ser la intención de voto en una región ficticia, con tres partidos ficticios con una evolución aleatoria de dicha intención de voto.

Vamos a obviar cómo se distribuyen los votos (en %) en poder real, ya que ahora tengo la intención de centrarme en otro problema diferente: el reparto de poder responde a un sistema discreto (puntual, cada X años), mientras que el apoyo o intención de voto es un sistema contínuo.

Ahora supongamos un modelo en el cual cada 4 años se produce una elección de representantes, sobre la sociedad imaginaria de 3 partidos del gráfico superior. Como es lógico, el reparto de poder en el momento de la elección se produce de acuerdo con la intención de voto en ese momento. Y dicho reparto de poder permanece invariable en esas proporciones durante los siguientes 4 años.

Así es como quedaría el reparto de poder en el tiempo en la sociedad imaginada en el primer gráfico (si se producen elecciones en los años 1, 5, 9, 13 y 17.

Como es fácil ver, y todos sabemos, se producen importantes descompensaciones entre la intención o apoyo real del día a día (sistema contínuo) y el poder adquirido en las últimas elecciones (sistema discreto).

Para ver claramente esta diferencia tenemos este otro gráfico. Una línea por encima del eje indica que el partido tiene más apoyo en la calle del que corresponde a su representación ganada en las últimas elecciones. Una línea por debajo, justo lo contrario. Como vemos, en los años de elecciones estas diferencias se hacen 0.

Creo haber expuesto ya el problema, que causa enormes complicaciones en todas las democracias:
  • Presidentes (en repúblicas presidenciales) enfrentados a su parlamento, debido a que cada uno de estos órganos representan la intención de voto de momentos distintos.
  • Gobiernos enfrentados a sus ciudadanos, con capacidad virtual para mandar aunque hayan perdido todo apoyo real, que se resistan a convocar elecciones anticipadas.
  • Campañas electorales, en el que se manipula y miente sin piedad y con total impunidad, seguido de períodos post-electorales en los que donde dije digo digo Diego, así en sucesivos ciclos absurdos en los que se toma el pelo al personal.
  • Incapacidad de los dirigentes para llevar a cabo políticas a largo plazo, puesto que todo (economía, educación, política exterior...) funciona en ciclos de cuatro años, efectista y corto de miras, ya que la vista está puesta en las siguientes elecciones y no en un beneficio real y continuo para el país, independientemente de la fecha de las siguientes elecciones.
¿La Solución? El voto contínuo. Más que "voto", la palabra sería "apoyo", y al igual que al igual que con el voto, habría un apoyo por cada ciudadano. Dicho apoyo es concedido a una, y sólo a una (como el voto) opción política. Puede ser retirado a placer o cambiado a otra opción política de forma continua, con lo que se eliminan los períodos pre- y post-electorales y los daños que conllevan. El poder político se reajustaría en tiempo real de acuerdo con el apoyo real que obtuviese de los ciudadanos.

Este sistema requeriría una regulación y unas limitaciones (como no poder cambiar nuestro "apoyo" más que una vez cada año, por ejemplo) para evitar una excesiva inestabilidad del poder, pero sería imposible especificar todo eso en este espacio tan reducido.

Internet sería el medio que nos permitiría emprender un proyecto así. Hoy día ya podría hacerse, si el acceso a la red fuese algo mayor entre la población (sobre todo la rural).