viernes, 14 de septiembre de 2007

Hasta los huevos de Madeleine

Veo asombrado que hoy, de nuevo, abre el telediario la dichosa Madeleine. Por suerte Josu Jon y su gente han animado un poco el cotarro, consiguiendo que la niñita rubia no imponga su férrea dictadura informativa, tal como viene haciendo desde hace semanas.

Los serios corresponsales en Londres y Lisboa de los principales medios de comunicación deben estar cagándose en la famosa prensa amarilla británica, gran culpable de que su trabajo se haya convertido en algo parecido al de los reporteros del tomate. El día que vi al flemático Enrique Peris conectando en directo con Torrespaña sólo para decir que los McCann de los cojones llevaban todo el día en su casa, tuve la impresión estar conectando en directo con la casa de la Pantoja o algo así.

Señores de la prensa, dejen de inundar sus portadas con la foto (siempre parece la misma) de los padres de la criatura, mirando al suelo con cara de amargados mientras esquivan a la prensa.

Cada día se producen cientos, y miles, de casos delictivos, muchos de ellos apasionantes y llenos de misterioso suspense, pendiente de que la policía vaya hilando cada vez más fino. Y hay dos poderosas razones para no hablar de ellos: la primera, porque el telediario duraría las veinticuatro horas y aún así no habría tiempo suficiente; la segunda, porque esos asuntos sólo atañen a los acusados, a las víctimas, a sus familias, y al juez.

Pues nada, que ya le he cogido manía al "caso" e incluso me jode que me hablen de él. Mientras temas importantes como la subida de precios del cereal, los terremotos en Tailandia o el cambio de gobierno en Rusia se quedan en poco más que el titular y una rápida y sacada de contexto declaración de tal o cual, el importantísimo caso "Maddie" (Dios, cómo odio cuando se refieren a ella por el diminutivo cariñoso, como si fuera ya ahijada de todos nosotros) requiere amplias conexiones con ambos corresponsales (Portugal y Reino Unido), vista general a las portadas de los principales periódicos que se refieren al tema, unas cuantas imágenes de los padres en actitud huidiza y sesudo análisis de las opiniones públicas inglesa y portuguesa sobre el tema.

El último artículo que he leído ya es el colmo. Ahora resulta que el caso Madeleine "ha abierto grietas entre dos aliados históricos, Portugal e Inglaterra". Me cago en la puta. Lo que me faltaba. Mierda de información inventada y basada en nada. "Los portugueses sospenchan...", "...los ingleses están divididos...". Podría decirlo más alto, pero no más claro: me la sudan los padres de la dichosa niña.