lunes, 15 de enero de 2007

Fuga de Colditz


El castillo de Colditz, cuya historia se remonta al siglo XI, ha sido convertido dos veces en prisión de máxima seguridad para oficiales prisioneros de guerra: durante las dos guerras mundiales. Siendo la única cárcel que ha habido con más carceleros que presos, la idea de su uso era trasladar allí a los oficiales especialmente conflictivos; aquellos que se habían fugado repetidas veces de campos más convencionales.

Entre las obligaciones expresas de un oficial consta la de tratar de evadirse en caso de captura, lo cual contribuye al desgaste del enemigo al tener que emplear más medios para custodiarlo (y recapturarlo, en caso de fuga). Nadie lo consiguió durante la I Guerra Mundial, y sólo 16 oficiales se escaparon del castillo a lo largo de la II Guerra Mundial. Para dar una dimensión a la importancia de la evasión de oficiales, hay que recordar que Gran Bretaña creó el servicio secreto MI9 para organizar dicha actividad.

Un aura heróica flota en torno a los evadidos, que eran recibidos como héroes. La película La Gran Evasión nos da una visión bastante correcta de aquel mundo, y está basada en una fuga real, la mayor de la historia: 76 escapados en una sola noche y a través del mismo túnel. El régimen nazi llegó a movilizar más de 100.000 soldados por toda Alemania para recapturarlos. Imaginen la sangría de recursos que le supuso eso.

Esto viene a cuento de la reedición hace algunos meses del juego de tablero Fuga de Colditz por parte de la empresa Devir. Causando furor a finales de los 80, cuando algunos éramos demasiado jóvenes para disfrutarlo. Me lo regalaron y puedo asegurar que es muy divertido. Eso sí, no jueguen con prisa porque la partida se alarga, y se alarga...

(Foto: Patrick Reid (1910-1990), preso fugado de Colditz. Se hizo esta foto al llegar a territorio neutral, en Suiza. Autor del libro "Colditz: The Colditz Story" y co-diseñador del juego de tablero original. Foto extraída de la wikipedia en inglés)

1 comentario:

Unknown dijo...

Grandísimo el juego! Esta pasada navidad no pudimos levantar nuestros traseros de la silla y nuestros ojos del monumental castillo de Colditz, emulando a Steve McQueen. Aún no he visto la película, pero tengo la intención de verla.
saludos!