
Hay una cosa de la que estoy harto: que la gente me considere (cinematográficamente hablando) "el de las películas clásicas". No es que tenga nada de malo, es que es mentira. Pero la razón por la que lo escribo es porque me he dado cuenta de que no soy el único al que le pasa.
Veamos. El cine tiene unos cien años de historia, ¿correcto? Se han producido películas en buena cantidad durante los últimos 70 u 80 años, ¿bien? Ahora supongamos que elegimos veinte películas buenas al azar, sin tener en cuenta para nada su época. ¿Cuántas saldrán de los años 40, 50, 60, 70...? Unas cuantas, ¿verdad? Pues eso, ya está. No es que nos gusten más las películas clásicas, es que si no le tienes alergia al polvo, al blanco y negro o al technicolor, podrás apreciar una peli como buena ya se hiciera ayer o en 1950.
Por otra parte, incluso nos atreveríamos a decir que las pelis antiguas que ves hoy día son en promedio mejores ya que tienen, de principio, el mérito de permanecer en el candelero (televisión, revistas, páginas web, DVDs...) después de muchos años. El mismo mérito que tendrán las buenas pelis que se estrenan hoy y que seguirán vendiéndose y visionándose en el 2050, mientras las malas caen en el olvido para siempre.
Pues eso. Hala.