Sin embargo he decir algo. No puedo con su concepción decimonónica de los empresarios. Casi siempre que toca un tema relacionado, los pobres curritos de Forges son machacados por una multitud de empresarios gordos, con sombrero de copa y un puro en la boca, que una sonrisa malvada, casi juguetona, le gritan y humillan; le dicen cosas como "Espabile, García", o "lo siento, García, hemos pensado que para no dejar de ganar dinero a espuertas, este año tenemos que bajarle el sueldo".
Ya está bien, señor Forges. A ver si algún día puede usted sacar a un empresario de los que no disfrutan despidiendo gente. Alguno de los que paga sueldos decentes. Alguno que no acorrale a empleados explotados y estresados, de tamaño corporal varias veces inferior (buen truco, ¿eh?), cuando va a hablar con ellos. Alguno que no esté encaramado a la última planta de un rascacielos de hormigón con el rótulo 'Pelotazos, S.A.'. Alguno que no sea un cabrón integral.
Tampoco es tanto pedir, digo yo. Aunque sólo sea un día. Si le preocupa que haciendo eso su viñeta no sea lo suficientemente popular, tal vez le convenga recordar que en España hay 3,3 millones de empresas. Y aproximadamente el 87% de las empresas españolas son de diez o menos empleados (pequeña empresa). Empresas pequeñas y medianas en las que la gente se trata de tú a tú, o en las que los defectos de los empresarios, sin dejar de ser defectos, son muy diferentes a los de su eterno mito del obeso fumador de puros vestido de negro.En España hay 3.13 millones de personas que trabajan por cuenta propia (con o sin empleados). Que no son empleados de nadie. En España se les llama 'autónomos' cuando te caen bien y 'empresarios' cuando te caen mal:
Al final son, cómo decirselo... personas. Gente que montó su propio chiringuito y contrató a otra gente si el chiringuito fue bien. Muchos de ellos también son buena gente. A menudo trabajan más horas que los demás, y suelen dormir peor. La mayoría, créalo o no, no disfruta despidiendo a sus empleados cuando el chiringuito va mal.
Es cierto que muchos de ellos son bastante egoístas y jamás perderían la oportunidad de ahorrar un euro antes que mejorar la vida de un empleado. Otros no. Nada nuevo bajo el sol.
Mire que me gustan sus dos viejecitas del pueblo, y su matrimonio con los párpados medio cerrados... ¡joder, reconozco que a veces hasta las viñetas en las que se mete con los empresarios me hacen gracia! Es usted bueno, muy bueno. ¡Cachis!
Fuente: EPA del 1er trimestre de este año.